La góndola siempre ha fascinado e inspirado a artistas y escritores de todo el mundo con su elegancia y aura de misterio. Se la ha comparado con todo, desde un ataúd a una concha, desde un violín a una serpiente e incluso a una zapatilla flotante. ¿A qué te recuerda?
Índice
Cuando nacieron las góndolas
Le primeras góndolas datan de hace mil años. Aunque al principio eran más cortas y anchas, no fue hasta principios del siglo XVIII cuando nació la góndola tal y como la conocemos hoy, adoptando su forma actual, ideal para flotar con facilidad dentro de la red de canales que conforman la ciudad de Venecia.
¿Qué forma tiene la góndola?
Si te fijas, la góndola es asimétrica, más ancha por la izquierda para permitir al gondolero llevarla con un solo remo. Una joya de la ingeniería naval, única en ofrecerte lo que el escritor Mark Twain llamó “la locomoción más dulce y agradable” que existe.
Los Gondoleros
Se dice que los venecianos sólo montan en góndola dos veces en su vida: en su boda y en su funeral. Hasta el siglo XVIII, las góndolas eran principalmente propiedad de nobles, bajo cuyo empleo trabajaban los gondoleros por un salario más bien bajo.
Los gondoleros eran esencialmente taxistas, por lo que siempre estaban al tanto de los cotilleos que rodeaban a los miembros de la élite de la ciudad, que acudían a burdeles, casas de juego o simplemente pasaban tiempo en privado con sus amantes dentro del felze de la góndola, una cubierta en el centro de la góndola que proporcionaba el tan necesario secretismo, hoy en desuso.
Y precisamente porque sabían tanto de tantos, los gondoleros tenían excusa para ser ruidosos y descarados. Es bien sabido que cuando doblas una esquina en un pequeño canal, tu gondolero gritará su “Oé” como advertencia a los demás gondoleros, un sonido que se ha convertido en parte de la propia Venecia. Los gondoleros están muy orgullosos de su trabajo y de ser portadores de una tradición centenaria, que mantienen incluso cuando hablan estrictamente el dialecto veneciano en lugar del italiano.